Manuel Carrasco actuará en los Goya: la vida junto a Almudena, su ‘princesa’ y su ‘Coquito’ del niño que casi naufragó con la fama y llegó a lo más alto de la música

El onubense ha formado una familia al lado de la periodista Almudena Navalón, con la que se casó en 2008 y tiene dos hijos. 
Manu Carrasco
Manu CarrascoGtresonline

Manuel Carrasco se considera un privilegiado. Y es que el onubense ni siquiera llegó a imaginar en su infancia lo que unos años más tarde la vida le iba a deparar. A pesar de llevar nueve discos y de haber batido todos los récords que hay (musicalmente hablando), aún en su mirada queda algo de ese joven tímido que agachaba la mirada y llevaba una cinta en el pelo cuando quedó segundo en Operación Triunfo 2. Este sábado, Manuel Carrasco cantará en la ceremonia de los Premios Goya (una gala presentada por Antonio de la Torre y Clara Lago), un nuevo hito en su carrera que no le ha hecho perder el norte (aunque en algún momento estuvo a punto de hacerlo) ni la humildad que transmite en cada una de sus palabras.

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"Siempre he querido ser cantante, desde que tengo uso de razón... Fue algo que yo sentía que podía conseguir", dijo en una entrevista Lolo, como le siguen llamando por las calles de su querida Isla Cristina. Allí nació el 15 de enero de 1981 y en la Barriada del Mar, el barrio marinero de la localidad onubense, dio sus primeros pasos mientras esperaba a que su padre volviera de sus largos viajes como pescador. Hijo de María, ama de casa y que trabajaba en el campo para ayudar a la familia, y de José, pescador, Manuel y sus cuatro hermanos (tres varones y una chica) ya apuntaba maneras desde niño en la música. "Mi padre me hizo de pequeñito unas baquetas, no tenía para comprarme un tambor, y yo no paraba de tocar en la tapa del váter", contaba revelando sus orígenes humildes de los que siempre se enorgullece y que no ha olvidado pese a la fama. 

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Cuando tenía ocho años, “yo estaba en la calle, era un día de lluvia, estaba corriendo y un coche se me vino encima. Fue un susto gordo", contó en Mi casa es la tuya. Tuvo que llevar corsé durante varios años y su recuperación fue complicada. "Lo pasé mal, los niños se metían conmigo en el colegio, pero también recuerdo a la gente que tenía quioscos por el barrio y me iban a visitar al hospital con chucherías". 

Ya en el colegio, los profesores le llevaban de clase en clase para que subido a un pupitre deleitara a todos con su voz. Ese niño de ojos verdes conquistaba a cualquiera y con 11 años su padre ahorró para poder regalarle su primera guitarra, que aprendió a tocar de manera autodidacta y con la que empezó a hacer sus primeras composiciones. Lolo sentía que la música estaba dentro de él y con 12 años entró a formar parte de una comparsa del carnaval (una de sus grandes aficiones aún hoy. En su disco Confieso que he sentido incluyó el pasodoble Soy afortunado) y cuatro años después ya dirigía la comparsa La voz del mar.  

La música le ayudaba a superar su timidez. "Me pasé dos o tres años yendo a una playa para ver a una chica. Me ponía a 50 metros y no me atrevía ni a bañarme para no despeinarme. Al final me declaré y me dijo que ya estaba con un muchacho", bromeaba en el programa. Terminó EGB y comenzó a estudiar una FP de Electrónica, pero no era lo suyo. Trabajó como camarero en un hostal y luego consiguió trabajo como pintor junto a sus hermanos, que siguen hoy en día haciendo el mismo oficio (su hermana trabaja en una tienda). Pero la música seguía estando en su cabeza. Grabó su primera maqueta con un equipo casero de un amigo pero ni siquiera sabía dónde enviarla para que alguien la escuchara. 

Tenía 20 años cuando su vida dio un giro de 180 grados. Vio que había un casting para participar en la segunda edición de Operación Triunfo en Sevilla, pero cuando llegó allí se dio cuenta de que se había dejado el DNI en casa y no pudo presentarse. No desistió y se marchó a Valencia para intentarlo de nuevo. “Entonces lo que hacía era mentalmente, durante esos meses que iba pasando una prueba y otra, me iba preparando. Con 20 años yo tenía la voz muy ronca: fumaba, bebía y lo típico. Yo llevaba muy mala vida, para qué nos vamos a engañar. Pero ese verano, antes de hacer el último casting decidí dejar de beber para que la voz se recuperara. Mi colega no se lo creía. Subí como dos tonos. La voz me cambió, llegué como un portento a esa prueba. Me preparé una barbaridad”, decía en el programa de Bertín Osborne. 

Llegó al casting final en Barcelona, tres días complicados en los que consiguió su objetivo: entrar a la Academia. "Yo no había salido mucho  de casa antes de presentarme a Operación Triunfo. No sabía ni cómo se cogía un taxi, en mi pueblo por entonces no había. Fue muy duro. En la última prueba me inventé la letra y la música de mi canción y me cogieron". Y entró y enamoró a todos y pronto dejó claro que él era además de una cara bonita, un compositor con muchas cosas que contar. Quedó segundo en la final y ahí comenzó la locura.

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"Me daba miedo Barcelona. Me vi después del programa muy mal. Podría parecer que como estaba saliendo en los medios de comunicación estaba bien y que todo era idílico, pero yo estaba en un colchón en el suelo en un piso compartido y con un montón de ropa que me habían dado y lloraba y sufría", explicaba Manuel. Su primera sorpresa fue que cuando llegó a grabar su primer disco (Quiéreme) todo ya estaba preparado. Él llevaba 15 canciones hechas por él mismo y le tocó pelear para apenas meter cuatro en el álbum. Se planteó dejarlo todo y volver a su tierra derrotado. 

Pero no lo hizo. Se dio cuenta de que estaba perdido y trató de encontrarse pese a la soledad y la lejanía de su familia. Fueron años de terapia y de aprender a decir que no y en su segundo disco (Manuel Carrasco) compuso hasta el agotamiento para incluir todos sus temas. Y lo consiguió. Con lo primero que ganó les pagó la hipoteca a sus padres y luego les compró una casa nueva.

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Tras dos años de gira, en 2006 publicó Tercera Parada y su cuarto disco, grabado en Argentina y titulado Inercia (2008), le abrió las puertas de Latinoamérica. En él estaban incluidos temas como Que nadie, junto a Malú, una canción de una sensibilidad tremenda contra los malos tratos. Luego llegaron Habla (2012) y Habla II, una reedición con seis temas inéditos entre los que se incluyó Mujer de las mil batallas, todo un himno dedicado a las mujeres que sufren cáncer de mama que se ha convertido en uno de los temas más emotivos de todos sus conciertos. 

Celebró sus 10 años en la música con Confieso que he sentido, grabado en los estudios Kensaltown Recordings de Londres y producido por el ganador de tres Grammy, Martín Terefe. Además de participar como coach en La Voz Kids, en 2015 lanzó Bailar el viento, todo un éxito que le llevó a lo más alto convirtiéndose en el disco más exitoso de su carrera. Un año más tarde recibió la medalla de Andalucía. En 2018 lanzó La Cruz del mapa, su octavo álbum y uno de los más personales de su trayectoria en los que incluyó Me dijeron de pequeño, toda una declaración de intenciones de lo que dejó atrás y de lo que peleó por llegar donde hoy está. El año pasado salió a la venta su nuevo disco, Corazón y Flecha, y este año hará una gran gira por España y Latinoamérica.

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Manuel Carrasco se ha convertido en los últimos cinco años en el artista español que más discos vende y que más estadios llena con su música. Cuando anuncia gira, las entradas vuelan en apenas unos minutos. Así lo hizo en junio de 2019 cuando se convirtió en el primer artista en llenar el Wanda Metropolitano congregando a 55.000 personas para cerrar su gira La cruz del mapa. Pero sin duda, todo un hito fue el concierto que dio el 11 de junio de 2022. El de Isla Cristina batió todos los récords de asistencia a un concierto en nuestro país. Un total de 74.345 personas acudieron a su llamada en La Cartuja de Sevilla para disfrutar del cierre de la gira Hay que vivir el momento, una gira que fue cambiando de fechas y repertorio durante casi dos años debido a la pandemia. 

“Hasta 2012 no iban a mis conciertos más de 900, 1.000 personas, que ya era muchísimo, y recuerdo que canté en Sevilla en el Teatro López de Vega, que ya era un sueño, así que cuatro años después, cuando en 2016 llené con 45.000 personas el Estadio de la Cartuja con mi gira Bailar el Viento (concierto que le valió el Premio Ondas al mejor espectáculo musical), fue algo inimaginable”, decía antes del famoso concierto.

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"Yo me he criado en un entorno donde no llamaríamos trabajo a esto que yo hago. Y trabajo mucho, ojo, pero como un privilegiado. Sé lo que es el trabajo duro, mi madre en el campo, mi padre en el mar... ¿Cómo voy a quejarme? ¿Qué presión tengo yo? No quiero quitarle valor a la música, pero sólo soy un tipo que hace canciones", reflexionaba con su habitual humildad nada impostada.

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Manuel Carrasco ha conseguido formar una familia que es su anclaje con la tierra entre viajes, giras y la vida del artista. A Almudena Navalón la conoció en 2013 cuando ella trabajaba como periodista en un programa musical y le hizo una entrevista por su disco Confieso que he sentido. Casualmente, ella nació en el mismo hospital de Huelva que Manuel, ya que su padre es onubense. Se enamoraron y vivieron su amor con la naturalidad con la que él siempre ha querido vivir. Se casaron en 2018 por lo civil en la finca gaditana El Cañuelo, en la playa de Bolonia y con unas espectaculares vistas a ese mar que vio crecer al artista. Entre los invitados estuvieron algunos compañeros de profesión como Pastora Soler, Vanesa Martín o Pablo López, pero ellos quisieron que fuera totalmente familiar y para los que han estado a su lado siempre. 

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En la boda contaron con una invitada muy especial: la pequeña Chloe, la hija que la pareja que había nacido en junio de 2017. "Es mucho más bonito de lo que imaginaba. Estoy totalmente enamorado de ella, es una sensación única y especial… Por mucho que te cuenten, hasta que no lo vives no sabes lo que es. La miro y se me cae la baba, no quiero saber cuando me diga papá”, decía tras la llegada al mundo de su princesa. A ella le dedicó Desde aquí del otro lado: “Ya solo me sale quererte mientras que cuento los días. Estoy lleno de preguntas, corazón de plastilina. Si supieras lo que siento cuando la miro y te veo. Se me eriza el corazón”, rezaba el tema.

En marzo de 2020, nada más comenzar la pandemia, Almudena y Manuel dieron la bienvenida a Gael Manuel. El pequeño se ha convertido en la alegría de la casa y a él le ha dedicado Coquito (como le llaman cariñosamente) en su último disco. “Eres un coquito mío, no lo sabes pero tienes la verdad. Eres todo desafío aprendiendo a cada pasito que das. Eres un coquito mío, amor puro sin palabras, quién pudiera ser charquito donde se mojen tus pies”, le canta Manuel a su hijo. El artista cuenta divertido que su hija es su mayor crítica y que cuando le escucha probar alguna nueva composición al piano es ella la primera en darle su opinión y en decirle si canta bien o no.

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Manuel Carrasco no olvida sus orígenes y vuelve siempre que puede a su Isla Cristina, tierra en la que además es profeta y hasta tiene una calle con su nombre. En Corazón y Flecha ha incluido una dedicatoria a las calles que le vieron crecer en su canción Ayer noche, cuyo videoclip además grabó en la localidad onubense y nos dejó ver un poco más de la tierra que le vio llegar a lo que es hoy. Allí también grabó un concierto muy especial en 2021, un concierto acústico grabado en la playa y con los pies descalzos sobre la arena que ofreció para que aquellos que tenían una entrada para alguno de sus shows cancelados por la pandemia, pudieran disfrutarlo en casa y de forma única.

Pero en Madrid ha formado su familia y aquí vive en una bonita casa con jardín en la que es feliz y cuenta con su propio estudio de grabación. “Y sembré. Junto a ella la vida sembré y en tu cielo el amor germinó y esa flor empezó a florecer, el jardín donde crece se llama Madrid. Mi ciudad, qué te puedo decir. Mi familia, mi casa Madrid”, son algunos de los versos de Mi Madrid, canción dedicada a la ciudad en la que hoy vive. 

Con su mujer suele hacer escapadas para desconectar del trabajo. Hace unos meses viajaron a Marruecos, Galicia y a Formentera, pero también han estado esquiando en Sierra Nevada en enero para celebrar el cumpleaños de Manuel. Hace unos días, la familia al completo hizo un viaje inolvidable a Disneyland Paris. En Madrid le gusta salir a correr por El Retiro, pasarse los días libres jugando con sus hijos y sus perros, Juno y Nymeria, o salir comer con sus amigos a algún local en el centro de la ciudad. 

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Los que le conocen bien saben de sus inseguridades, de “los miedos que siempre estarán presentes” y de que no le gusta darse a medias ni pasar de puntillas por la vida. Así lo dejó ver en Me dijeron de pequeño con la frase: “¿dónde vas que tú no puedes?”, que tantas veces escuchó en su cabeza en sus inicios. Y todos saben de su sensibilidad, como demostró hace unas semanas tras la muerte de Elena Huelva, la joven influencer que habló sin tapujos del cáncer que finalmente le robó la vida (y que era una gran fan de Carrasco) y a la que fue a visitar en varias ocasiones y le dedicó una canción tras conocerse su fallecimiento. 

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“Tú siempre sonriendo, aún con lágrimas… No he conocido a nadie tan valiente, tan especial y con tanto amor a la vida como tú. Mi niña Elena, hoy todos te lloramos con rabia, porque la vida es tan injusta a veces… Has peleado tanto y nunca te has rendido, siempre de frente. Nos has dejado toda una lección de vida. Allá donde estés tu luz sigue brillando. Te queremos preciosa”, escribía en su perfil de Instagram junto a varias instantáneas de Elena en sus conciertos.

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