Sala de porcelana de Aranjuez |
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La Sala de Porcelana de Aranjuez, situada en el ángulo nordeste del Palacio, tiene, como su nombre indica, las paredes y los techos cubiertos con placas de porcelana, y un fondo blanco adornado con grupos en relieve, policromados, sujetos a un armazón de madera invisible. La ornamentación se distribuye a lo largo de cuatro paredes, siete espejos y cuatro vanos dos puertas y dos ventanas. Recorre la estancia un zócalo dividido en secciones cuadradas y rectangulares, rodeadas por guirnaldas de flores policromadas; cada uno de estos compartimentos está decorado con gran profusión de monos, distintos reptiles e instrumentos musicales. La parte superior del paramento aparece circundada por un friso dispuesto en cuatro pisos: el primero, con pequeños círculos rojos; el segundo, con líneas doradas entre las que discurren bolas doradas; el tercero, con lazos dorados distribuidos en secciones rectangulares; y el cuarto, con un modelado semejante a una tela envuelta en guirnaldas de hojas y flores policromadas. Las paredes están cubiertas de una cuadrícula compuesta por guirnaldas policromadas y doradas, con aves diseminadas y grupos chinescos distribuidos entre vanos y espejos. Todos los grupos están formados por figuras chinescas, femeninas y masculinas, vestidas con ricas indumentarias orientales, que reposan sobre una rocalla sostenida por un ave, y, generalmente, sujetan ramas de palmeras o tocan diversos instrumentos. Los sobrevanos muestran un medallón rococó, con grupos chinescos de las características antes descritas para los paramentos en su interior y representan un total de cuatro. Destaca también el marco rococó que rodea los espejos, rematado, en la parte superior, con un jarrón con flores. Los laterales de los mismos muestran dos candelabros de tres brazos, situados a la altura de los grupos decorativos. Finalmente, las cuatro ochavas aparecen ornamentadas en su base por una ménsula que sostiene tres niños jugando con palomas. El techo se estructura en torno a cuatro medallones que muestran escenas del estilo de los paramentos, rodeados de guirnaldas de flores y roleos, y cuatro jarrones situados en cada una de las esquinas. Del centro pende la lámpara de porcelana con un eje central, en forma de palmera, con la figura de un hombre chino. De la palmera surgen candelabros rodeados de hojas rococó, que terminan en la parte inferior en dos cuerpos de animales fantásticos. La Sala de Porcelana de Aranjuez costó 571.555 reales, y constituye, junto con la Sala del Palacio Real de Madrid, una de las obras más importantes del Buen Retiro. Fue una de las primeras realizaciones que llevó a cabo la Fábrica; la marca de la manufactura, situada en un zócalo, nos lo muestra: «Joseph Gricci delineavit et sculpsit 1763»; es decir, la estancia se comenzó en el año 1763, primera etapa de la Fábrica, por José Gricci, director por aquel entonces de la misma, y se terminó en 1765. Esta segunda fecha está indicada, en la Sala, en el friso superior de cada uno de los cuatro laterales (Martínez Caviró afirma que la obra se inició en 1760, y se concluyó, definitivamente, en 1765). Encima de cada una de las cuatro ochavas, se encuentran entrelazadas las iniciales de Carlos III, C y T coronadas, enmarcadas por una láurea verde con el año 1763. Es uno de los ejemplos más patentes de los inicios del Retiro. Al igual que la Sala del Palacio napolitano de Porticci, presenta gran variedad de escenas chinescas, en relieve, en torno a espejos policromados. Existe gran abundancia de motivos rococós, como guirnaldas, cestos de flores y frutas, etc. Entre los elementos decorativos destacamos por su interés los candelabros de los espejos y la lámpara, así como los cuatro grupos de niños sobre las rocallas de las ochavas. Los candelabros imitan los diseños realizados en la fábrica de Meissen. Recordemos que la manufactura de Capodimonte utilizó en abundancia modelos y pasta alemanes, y cuando Carlos III embarcó con dirección a España trajo consigo todos los modelos y pastas de Nápoles; por tanto, es posible que fueran hechos con moldes traídos de Capodimonte. Por otro lado, es un tipo de ornamento que Buen Retiro utilizará con poca frecuencia. Los niños sobre rocalla repiten los modelos alemanes introducidos en Italia; sin embargo, será éste un tipo decorativo muy usado a lo largo de la primera etapa de la manufactura. Los tipos chinos de las composiciones están tomados de las pinturas hechas por Boucher para Luis XV, y ofrecen, con todo detalle, la calidad de las indumentarias chinas. El conjunto está realizado con gran riqueza de policromía, destacando el oro, negro, azul intenso, rosa púrpura y una completa gama de ocres. Posiblemente, los autores fueron los hermanos Bautista de la Torre y Jenaro Boltri (1764). Sí podemos asegurar que fue una de las primeras obras de la recién fundada fábrica, realizada con pastas y moldes italianos y enmarcada dentro del gusto y del estilo rococó francés. En el inventario del Palacio de Aranjuez de 1843 (A.G.P.
Secc. Admón. Leg/770) se describe esta sala de la siguiente manera: Bibliografía: Ainaud de Lasarte, Ars Hispaniae. P. 318. Exposiciones: Exposición de porcelanas de la Real Fábrica del Buen Retiro (1780-1808). Nº 215. |
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